domingo, abril 02, 2006

Una vez...

...y de casualidad me crucé con alguien.
Siempre me preguntó muchas cosas y nunca me contestó las que yo le pregunté.
Compartir ganas con él fue siempre muy especial.
A veces, la intensidad de sus pequeñeces era conmocionante (de mis pequeñeces no voy a hablar).
Nunca tuve la certeza de tenerlo, creo; entonces algunas veces me gustó pensar que sí y otras que no.
Una vez le dije que sabía que era un coleccionista de corazones, y lo negó con una sonrisa encantadora.
Creo que cada vez era tan especial porque era una despedida.
Si alguien lo cruza, mire sobre su hombro con atención, porque rondándolo debería haber un ángel.